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De Santo Domingo a Burgos

 

Nos pusimos de acuerdo para hacer en dos jornadas la ruta del camino de Santiago que va desde Santo Domingo de la Calzada –patrón de los Arquitectos- hasta Burgos; dos días y en semana santa del 07 (Lo publico con un poco de retraso!!).

 

Santo Domingo bien vale una tarde para ver sus casas, iglesias, artesanía y procesión incluidas. Pernoctamos en “Sta Teresita” (C/ Pinar 2) y a las 9 de la mañana comenzamos la ruta con cinco o seis grados. El camino es bueno para las bicicletas y no hay problema alguno para llegar a Grañón con su calle principal, su pozo, su  iglesia y su recién estrenado bar de caminantes dónde nos tomamos un almuerzo suculento, a buen precio y trufado con comentarios sobre los del pueblo vecino.

Fuimos dejando atrás a Redecilla y su pila bautismal del siglo XII –que se dice pronto-, Castil Delgado, Viloria, Villamayor –es un decir-, Belorado...para tomar un bocadillo en Tosantos y llegar a Villafranca de Montes de Oca.

En Villafranca hicimos noche y cenamos, después de muchas discusión por lo difícil de la elección, en el único lugar que había; el hecho de tener tan cerca de Burgos y trasladar a esta instituciones, armas y bagajes hacen –posiblemente- que este lugar sea un tanto curioso: tiene un buen nombre, iglesia y Hospital...pero es poco acogedor o al menos eso nos pareció.

Al día siguiente decidimos acometer la Pedraja por carretera; había llovido y nos parecía que el camino estaría muy difícil, además había niebla y no teníamos demasiado claro que no surgieran problemas de orientación... de forma que, asumiendo el riesgo de ir arcén justamente con esa niebla comenzamos la ascensión de ese puerto con un 6% de desnivel, es decir en un kilómetro subes 60 metros! Aproximadamente a los 8 metros iniciamos la modalidad ciclista de “tiro y arrastre” en la que estamos perfeccionando el estilo considerablemente. La niebla, el orbayo y cuatro grados constantes durante unos 90 minutos hacen que la bajada –esta vez subidos en las maquinas- nos sepa a gloria.

Y llegamos al desvío de San Juan Ortega, que tomamos para ir por el camino a ese lugar. El camino es bueno, rápido, entre pinos y robles, con troncos llenos de musgo...encantador, verdaderamente evocador de silencios antiguos. San Juan es pequeño, coqueto y bonito. Tiene su  Iglesia con el sepulcro del santo –patrono de los arquitectos técnicos-, su hospital, albergue regido por hospitalarias personas y un bar que a las 12 da bocadillos y platos combinados!.

Burgos está muy cerca, pero si has sido previsor, habrás reservado visita en el yacimiento de Atapuerca. En Atapuerca pueblo hay un “parque temático” en el que dan explicaciones muy didácticas sobre los avances tecnológicos documentados en los yacimientos.

Burgos nos sorprendió positivamente; tiene un centro peatonal, amplio, con muchos visitantes y tiendas abiertas por vacaciones. Nada que decir, salvo que si vas y quedas a dormir por el centro has de preguntar si la ventana de la habitación está orientada al botellón: no se han librado de esa gente que bebe y grita hasta las 8 de la mañana sabiendo que molestan e impiden disfrutar de un derecho Constitucional: el descanso. Por supuesto, el Ayuntamiento, no ha acertado a solucionar el problema y compatibilizar usos – al menos-. Pero, hecha esta salvedad, es una ciudad para visitar y disfrutar al menos durante un día entero.

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